AA.VV
* El testimonio visual de 26 fotógrafas y fotógrafos latinoamericanos y españoles, unidos de forma altruista en un proyecto humanitario, con el objetivo de crear una memoria documental y visual sobre una crisis sanitaria universal.
* El reflejo de instantes y miradas de la mayor catástrofe que ha asolado el mundo de forma global en el siglo 21, con efectos letales que superan con creces las cifras de víctimas de cualquier conflicto con armas convencionales.
* Los beneficios de este proyecto fotográfico, en el que participan profesionales de referencia a nivel internacional en el trabajo de documentar hechos y situaciones de gran impacto social, están destinados íntegramente a ayudar a familias de fotógrafas y fotógrafos que han fallecido mientras cubrían la pandemia en diferentes países del mundo, y que se hallan en riesgo de exclusión social.
[
] Estos instantes desvelados nos retan a mirar cara a cara, obscena y luminosamente, los rostros de lo prohibido, la enfermedad, la soledad, el vacío y la muerte, porque solo ahí podremos intuir lo que emergerá de la emergencia. Páginas que despliegan paisajes letales, ciudades espectrales, fantasmas ausentes, las ancianas grietas del abandono. Atisban el cansancio de refugiados eternamente confinados, niños perdidos en casa, adolescencias prematuramente adultas, depresiones aún más profundas. Se adentran en naves vacías disfrazadas de hospitales, unidades de cuidados desbordantes, respiraciones contenidas, sanitarios trabajando peligrosamente, voluntarios allá donde lo humano linda con el desamparo. Frente al cómputo insensible de los números, aquí se dibuja una iconografía de la tristeza escondida. Retratos silenciosos donde los ojos -asomando sobre las mascarillas- hablan un viejo idioma, la antigua gramática del dolor y el miedo. Para revelar, al final, que esa lengua también sabe conjugar la esperanza: las palabras y las imágenes siguen siendo nuestros diques de papel y luz, un legado al mañana, el escudo protector frente a la destrucción del olvido. En estas fotografías, los supervivientes y los muertos siguen mirándonos, vivos. Irene Vallejo