MARTHA CANFIELD
Luna de día es un libro de poemas bello y heterogéneo, como una colección de piedras preciosas. Está dividido en ocho partes, y cada una tiene un brillo diferente, una tonalidad distintiva que refleja nuevas facetas de una única poeta. En esa riqueza la poesía se revela como inabarcable, o mejor dicho, irreductible a una sola forma de expresión: hay poemas cortos y otros más extensos, hay diferentes ritmos, hay diálogos entre el español y el italiano. Los remas de los poemas también son variados: el amor, el mar, la naturaleza, la contemplación mística, la nostalgia o la búsqueda, siempre necesaria, de ponerse en el lugar del otro.
Estamos ante una poesía escrita con certeza y con intensidad, donde cada signo de puntuación, cada palabra, cada silencio son meditados, inamovibles. Hay en estos poemas de Martha Canfield un sentido de la poesía muy riguroso, un amor casi obsesivo por cada verso; pero esa rigurosidad nunca renuncia a la ensoñación y rebeldía propias de toda gran poesía.
Luna de día tiene aires de obra completa, de antología, de suma poética, como si hubiera sido escrito por las muchas poetas que habitan dentro de su autora, lo que se traduce en una doble invitación: decantarse por un momento específico del libro, o devorarlo completo, con toda su variedad de sabores intensos.
Odysseas Elytis preconiza para la poesía: "La poesía empieza allí donde la última palabra no la tiene la muerte... Tenemos que vaciar a la muerte de aquello con lo que la han atestado y llevarla a la transparencia absoluta". Es esto lo que alcanza Martha Can-field, con una plenitud sin sombra, en sus poemas. Celebremos con ella ese milagro.
Álvaro Mutis