RICHARDSON ROBERT
Se cumplen doscientos años del nacimiento de Henry David Thoreau, un autor que, sin embargo, está más vivo que nunca. Seguramente porque sus escritos se entrelazan a la perfección con muchos de nuestros intereses e inquietudes actuales: el desafío ecológico global, la lucha contra el consumismo injustificado, la legitimidad de la insubordinación ante gobiernos o leyes injustas o la búsqueda de una vida más sencilla y autónoma. Sin embargo, una vez dijo Thoreau: «Mi vida es el poema que me hubiera gustado escribir». Nada más cierto, pues más allá de sus textos, que no dejamos de leer, no cabe duda de que su propia vida fascina por igual a sus incontables lectores. Tal vez porque Thoreau vivió como muy pocos seres humanos saben hacerlo: siendo absolutamente consecuente con sus ideas y sus sentimientos, esculpiendo así su propia existencia como una obra de arte ajena a todos los dogmas y limitaciones. Thoreau no sólo nos sigue inspirando por ser uno de los padres del ecologismo o de la desobediencia civil, sino por haber sido un hombre al que no le importó ser incomprendido por sus vecinos o reclamado por la ley, que actuó siempre con la máxima libertad y buscó la felicidad para sí y el bien para los demás. Thoreau nos enseñó, como muy pocos han conseguido hacerlo, el camino de la verdadera revolución: aquella que, mediante la transformación de uno mismo y la invitación a la transformación de los otros, acaba por transformar el mundo. Este libro da cuenta de esa revolución o de esas revoluciones. Es la biografía canónica y de absoluta referencia de Thoreau, en la que se relatan los viajes interiores y exteriores de un hombre que ha marcado la historia universal.