BUENAVENTURA, NICOLÁS
En la calle, Leidi le teme a la noche. No sabe leerla. A veces un detalle cobra dimensiones exageradas; otras, signos claros de peligro pasan inadvertidos. Trata de dar pasos firmes; ni lentos ni rápidos. Si en algún momento se detiene es por algún motivo. No le gusta el amargo sabor del humo. Lo soporta para esperar en una esquina, adoptar una posición, adquirir una estatura. Se siente bien en el gesto que lleva el cigarrillo a la boca, escuchando el ruido del tabaco que arde, viendo la voluta de humo. No conoce la palabra, jamás la ha escuchado y es poco probable que la escuche.
La noche le pone género a las calles que inunda, las vuelve masculinas. A muchos les pertenece, la habitan, la respiran, la beben, la cantan, la recorren. A las mujeres las expone, las señala, las desnuda, las desarma