OLGA BULA
Me duelen las manos de atrapar guijarros, se entierran bajo los pies, ahora son rojas las piedras del camino.
Olga Bula
Los poemas de La bruja de San Antero se tejen en torno a la excitación que suscita lo que pudimos ser, lo que quisiéramos ser, y la perplejidad frente al destino numeroso, visto no como anhelo ni recuerdo, sino convertido en un sereno y resignado trabajo de la imaginación, una nostalgia que nos renueva o nos derrumba como el despertar de un sueño profundo.
Mario Campaña